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Ruta Pico

La Almenara

La Almenara, 22 de abril

          A las 9 de la mañana vamos llegando al Cortijo de Tortas para iniciar la etapa. Por el camino que discurre paralelo al arroyo, los 15 senderistas que hemos respondido a esta convocatoria, vamos calentando, en una mañana fresca que presagia buen día.

 

           Pasamos por donde tantas veces hemos visto pastar a los toros de los Chiquis, mantenedores de los encierros de muchas fiestas de estas sierras, pero que parecen haberse esfumado. Llegados a Prado Redondo continuamos por la senda que nos llevará hasta la Fuente de los Muchachos. Entre pinos, acebos, espinos, eleboros, y primulas, y numerosas flores y gusanos que son captadas en nuestros objetivos, vamos subiendo la cota para llegar a la base de la Almenara, que no se deja ver hasta que no estás encima.

 

             El arroyuelo, desconocido, no para de sisear la notoria necesidad de lluvias y la senda nos abre sus grietas como suplicando. De cuando en cuando algún ruiseñor nos dedica un trino. Los respiros que nos damos sirven para agruparnos y asegurarnos de que nadie se quede atrás regulando la marcha para que todos podamos seguirla. Y llegamos al abrevadero De la Fuente de los Muchachos, punto de abastecimiento y descanso. A la vez que una cordada aparece y avanza por la cuerda de La Almenara, también Lo hacen los bocadillos, los dátiles, los higos en conserva, la fruta partida, las croquetas...que a modo de mesa china van circulando por delante de nuestras narices y paladares, ¡tan exquisitos!.

 

            Reforzados iniciamos la subida a la Almenara buscando su cresta. Tres andarines se quedan en el campamento base, y el resto, superando el viento que sopla y el vértigo en algunos casos, coronamos, contemplamos, identificamos pueblos y cumbres, comentamos sorprendidos y nos hacemos la foto de rigor que atestigüe nuestra hazaña. Y destaca nuestra emérita, jubilada hace 20 años del senderismo, que nos acompaña en lo más alto, y no fallará en ningún momento a lo largo de la etapa.

            Otra vez abajo, continuamos por el camino del centro, buscando la caseta de los vigilantes para seguir en busca del tejo milenario. Nos cruzamos y saludamos con otra numerosa cordada de senderistas que están haciendo a la inversa nuestro recorrido. Y nos sorprendemos del trapicheo de gente que hay hoy en estas crestas.

 

          Variando un poco el itinerario por un despiste del guía, ¡que bien nos lo estamos pasando!, llegamos al Tejo Milenario, ermitaño longevo del bosque, teniendo cuidado de no dormirnos a su sombra para no volvernos locos, y con admiración por su empaque y vitalidad, vamos regresando al camino que nos baja a la Fuente Fría, para ocupar nuestras mesas reservadas y volver a compartir manjares y descanso.

 

           Y al punto, retomamos, buscando ahora las escaleras del Chorraero que provoca a alguno una torcedura de tobillo y a otros un intenso debate sobre el origen de su nombre, y mojados, resolvemos el dilema en tanto nos vamos acercando de nuevo al cortijo de Tortas para desandar el camino. En el Atalaya, ante unos tanques que nos saben a gloria, decidimos que la próxima etapa será por Casas de Lazaro.

 

           Por la cuesta de la Zorrera de Bogarra, nos detenemos para mostrar nuestros respetos a otro insigne árbol, el Pino Bonsai, que nos ilustra de cómo sobrevivir a las adversidades.

               ¡Que bien nos lo pasamos en buena compañía!.

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Asociación de Senderismo Sosquil

Calle Mayor, 111

02326 San Pedro (Albacete)

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Tel: 634 417 232

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